Monte Tabor: significado, fiesta, en la biblia y más

El Monte Tabor es un montaña que se considera como un lugar sagrado desde tiempos remotos. De hecho, era lugar de culto cananeo. Pero fue por medio de las más antiguas narraciones de la Biblia que encontró su lugar en la historia del pueblo elegido.

Monte Tabor

 Significado del Monte Tabor

El nombre del Monte Tabor, Hermón, la montaña más alta de las inmediaciones de Palestina, se presenta en el Antiguo Testamento de los Setenta, en Jeremías y Oseas como Itabyrion.

Se le conoce también con el nombre de Jebel a’tur (en árabe), Itabyrium y el Monte de la Transfiguración. Se cree que es el lugar en el cual ocurrió la Transfiguración de Jesús y de la batalla entre Barac y el ejército de Jabín, comandado por Sísara.

Bajo esta última forma (Itabyrion o Atabyrion) aparece el nombre de este monte en los trabajos históricos de los ancianos. Los árabes le daban el nombre de Jebel et Tur (el monte de los montes), nombre que también le asignan a los Montes Garizim, Sinaí y de los Olivos.

Su ubicación es en la Baja Galilea, al este del Valle de Jezreel, a 17 kilómetros al oeste del Mar de Galilea. El Monte Tabor es también conocida con el nombre de el Monte de la Transfiguración, debido a que se piensa que fue el lugar en donde ocurrió la Transfiguración de Jesús.

Transfiguración de Jesús

El monte Tabor se distingue entre los montes de Palestina, debido a su particular ubicación y sus bellos contornos, por la exuberante vegetación que se observan en sus laderas de piedra caliza y por el espectacular paisaje que se se puede contemplar desde su cumbre. Tiene una altura de 575 m de alto. En la Biblia es señalado como símbolo de esplendor y solemnidad.

Casi totalmente separado por todos sus lados, su mole hemisférica se eleva en un pico hasta una altura de 502,92 metros sobre la llanura de Esdraelón, con la que limita por el norte y por el este, unos ocho kilómetros al sureste de Nazaret.

Llanura de Esdrelón

Monte Tabor que se localiza en los límites de Isacar (Jos 19:22). Hay quienes piensan que este versículo hace referencia a la ciudad del mismo nombre. Según Jeremías, sería una montaña que se ubica en el interior del país (Jer. 46:18), que el salmista nombra junto con el monte Hermón (Sal. 89:12), aunque es mucho menor que esta majestuosa cumbre.

También, fue el sitio de reunión de las fuerzas de Neftalí y Zabulón antes de su batalla contra Sísara, como se puede saber por medio del libro de Jueces (Jue. 4:6, 12, 14). Este monte se eleva solitario y se encuentra a 8 km al sudeste de Nazaret y a 19 km del extremo sur del Mar de Galilea. Los árabes, como se menciona  anteriormente, lo denominan Jebel et-Tôr (o Jabal at-Tûr), nombre que también que también le dan al Sinaí, al Gerizim y al monte de los Olivos.

En las faldas del Monte Tabor se pueden observar árboles frutales, como olivares e higuerales y árboles para madera como encinas y terebintos y su cima proporciona una muy buena panorámica de todo el valle de Jezreel y del monte Carmelo. Debido a que la tradición cristiana muy antigua transformó al Tabor en el monte de la transfiguración, teniendo como consecuencia, de que de tanto entanto allí se edificaron iglesias para conmemorar ese acontecimiento. (Ver artículo de Monte Moriah)

Monte Carmelo

Monte Tabor en mapa

El monte Tabor, se encuentra ubicado en la Baja Galilea, al este del Valle de Jezreel, a 17 kilómetros al oeste del Mar de Galilea. Su altura es de 575 msnm (1.843 pies) y se levanta a 400 m con respecto a sus alrededores. Su cumbre se distingue desde lejos. Visto de este a oeste (desde Kfar Tabor) su cima es muy aguda; visto de sur a norte (desde Afula) es redondeada.

Coordenadas 32°41′11″N 35°23′35″
Altitud 575 m
Prominencia 400 m

Monte Tabor en la Biblia

Con sus 588 metros sobre el nivel del mar, como ya se ha mencionado, se eleva de la llanura de Esdrelón, en plena Galilea, a pocos kilómetros de Nazaret, el monte Tabor ha sido catalogado como un lugar sagrado desde tiempos muy remotos. De hecho, era lugar de culto cananeo. Pero fue por medio de las más antiguas narraciones de la Biblia que encontró su lugar en la historia del pueblo elegido.

Es mencionado por el salmista para mostrar la grandeza de Dios en la creación. También servía de frontera para las tribus israelitas del norte y era célebre por los episodios victoriosos de Débora y Barak en la lucha contra Sísara, narrados en el libro de los Jueces. Acontecimientos también relevantes en la historia de la salvación pero que se desvanecen frente a aquel hecho sensacional que narran los evangelios.

“Jesús subió a un monte a orar, acompañado de Pedro, Santiago y Juan y se transfiguró ante ellos”.

Aunque el Evangelio no especifica el nombre del monte donde ocurrió el excepcional episodio de la Transfiguración, una antiquísima tradición que viene desde el siglo III, señala precisamente este monte, el Tabor, como el lugar donde Jesús se transfiguró ante la mirada atónita de los tres discípulos.

Y aquí, donde Pedro, lleno de entusiasmo, dijo al Señor: “Qué bien que estamos aquí. Hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”, muy pronto los cristianos construyeron tres capillas.

Los discípulos del Hijo de Dios no formaron parte de la conversación con dos de los grandes profetas que vivieron siglos antes: Moisés y Elías. Los discípulos de Jesús se llenaron de un gran temor y una nube cubrió al Mesías y a sus dos visitantes. De la nube se escuchó una imponente voz: “Este es mi Hijo amado; a Él oíd.”

Después, los tres apóstoles ya no vieron a Moisés y a Elías, sólo a Jesús, con sus vestimentas que ya no brillaban como hacía unos minutos. El acontecimiento quedó registrado en la historia como la transfiguración que quiere decir, cambio de apariencia.

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Pero ese no fue el único suceso bíblico de relevancia en el monte Tabor o Transfiguración, también en el período del Antiguo Testamento. En el libro de Jueces se narra una gran batalla, la cual se debió a que en aquellos tiempos, por hacer lo que no le agradaba a Dios, los hijos de Israel fueron cedidos por Dios al rey de Canaán, Jabín, quien los oprimió duramente 20 años.

Débora, la profetisa, llamó al israelita Barac, quien eligió a 10 mil hombres de entre sus patricios, es decir los descendientes de las treinta curias primitivas. Los reunió en el monte y a sus pies combatieron a los hombres de Sísara, el poderoso comandante del ejército de Jabín.

Según Débora, Dios había le había dicho que ganarían la pelea, lo cual así sucedió. Ningún hombre de Sísara sobrevivió y él huyó, pero terminó muerto en una tienda en la que pidió refugio. Poco después, el cananeo Jabín caería por las manos de los hijos de Israel.

Débora, la profetisa

Otra lucha que se llevó a cabo y mancha de sangre el suelo de Tabor, fue la de los hermanos de Gedeón quienes fueron asesinados en este monte por los reyes madianitas Zeba y Zalmuna, acto del cual se vengó más tarde, enfrentando al ejército de los dos monarcas y matándolos.

Sobre la imponente planicie de Jezreel, en Galilea, del alto de Tabor, la vista es privilegiada (lo cual justifica el posicionamiento de Barac y sus hombres, ya que la visión es muy estratégica). Al noroeste, es posible ver la muy cerca región de Nazaret. Al oeste, el monte Carmelo. Al sur, la colina de Moré y, bien cerca de ésta, el monte Gilboa.

El Tabor actual está todo cubierto por mucha vegetación de un verde muy fuerte. En el punto culminante, un extenso y recto terreno justifica haber sido tan usado. En medio a la densa vegetación que se encuentra a los lados, un camino zig-zag, para que sea menos duro el ascenso, continúa siendo usado como acceso al campo de la cima.

Demolida y reedificada varias veces durante varios siglos, en la actualidad se ha agregado al paisaje que muestra el monte Tabor, una Basílica construida por los franciscanos en 1924 sobre planos del arquitecto Barluzzi. Los dos campanarios junto a la fachada se elevan sobre la zona de las dos capillas bizantinas cuya dedicación es para Moisés y Elías.

El interior de la Basílica, de tres naves, está separado por pilares macizos y gruesos arcos. Una amplia escalera baja a la cripta que ocupa el área de la tercera capilla bizantina y de la anterior cripta cruzada. De hecho el altar está realizado con restos cruzados. La escena de la transfiguración se recuerda en un gran mosaico en el ábside central.

La Puerta del Viento, que aún está a la entrada de la explanada de la cumbre del Tabor, era la única entrada que tenía la fortaleza sarracena construida en el siglo XIII. Después de la derrota del Reino latino, durante un largo periodo los cristianos abandonaron el monte. Es célebre la destrucción ordenada por el sultán Baybars en 1263 que convirtió la cumbre del Tabor en una montaña de escombros abandonados durante casi cuatro siglos.

Puerta del Viento

No eran muchos los peregrinos que subían. Los franciscanos de Nazaret y Jerusalén lo hacían una y que otra vez, después de realizar un pago de un peaje, para poder realizar la liturgia. En el camino que se dirige a la plazoleta, la capilla del Descendetibus, su construcción se debió a dejar un testimonio del lugar en donde Jesús ordena a los discípulos, no decir a nadie de esta visión, mientras bajaban de la montaña.

En la actualidad aún se ven, ante el santuario, las ruinas del convento benedictino de época cruzada, que fueron encontrada a finales del siglo XIX.

Los franciscanos quienes después de todos los percances vividos, recibieron el lugar que les fue donado por emir Fakhr ad Din, en 1631, tienen actualmente, además de su convento, un hospedería y un lugar de descanso para peregrinos, gestionado desde 2006 por la Comunidad Mundo X.

El Tabor fue visitado en 1964 por el Papa Pablo VI, que murió en 1978 precisamente el 6 de agosto. (Ver artículo de Semeru)

El Monte Tabor y Jesús

La transfiguración de Jesús, es un acontecimiento que se narra en los evangelios sinópticos según san Mateo,​ san Marcos y san Lucas en el que Jesús se transfigura y se vuelve resplandeciente en gloria divina sobre el monte Tabor.

En los pasajes de estos evangelios, Jesús y tres de sus doce apóstoles, Pedro, Santiago y Juan se encaminan hacia una montaña, el Monte Tabor o Monte de la Transfiguración, a orar.

Ya en el lugar, Jesús empieza a brillar con rayos resplandecientes de luz, a la que denominan luz tabórica. Es cuando los profetas Moisés y Elías aparecen al lado de él y habla con ellos. Entonces Jesús es llamado Hijo por una voz en el cielo, que es Dios Padre, como sucedió en el río Jordán, durante el Bautismo de Jesús.

Cuenta el libro de Marcos, que Jesús subió al monte Tabor para orar en compañía de Pedro, Santiago y Juan. En lo alto, los tres discípulos fueron testigos de algo que los espantó: repentinamente, Jesús comenzó a emitir un resplandor muy fuerte. Sus vestiduras se volvieron tan blancas, como nunca, ningún jabón para lavar sobre la tierra podría blanquear.

Transfiguración del Señor

Fiesta

La solemnidad de la Transfiguración surge, quizás, de la celebración que se efectúa cada año, de la dedicación de una basílica en honor a este misterio que se construyó en el Monte Tabor. En el siglo IX la fiesta fue introducida en Occidente y más tarde, para los siglos XI y XII, empezó a ser celebrada también en Roma, en la basílica vaticana.

Fue registrada en el Calendario romano por el Papa Calixto III en el año 1457, como gesto de agradecimiento, por la victoria de las tropas cristianas frente a los turcos en la batalla de Belgrado, el 6 de agosto de 1456.

Monte Tabor – La Transfiguración

En el Oriente cristiano la Transfiguración de nuestro Dios y Salvador Jesucristo es una de las solemnidades más importante del año, junto con la Pascua, la Navidad y la Exaltación de la Santa Cruz.

En ella se manifiesta toda la teología de la divinización por medio de la gracia, de la naturaleza humana que, revestida de Cristo, es irradiada por el esplendor de la gloria de Dios.

Unidos a Jesús, señala el oficio de lecturas del rito romano, «brillaremos con nuestra mirada espiritualizada, renovados en cierta manera en los trazos de nuestra alma, hechos conformes a su imagen»

Basílica de la Transfiguración, Monte Tabor,

Con Pedro, Santiago y Juan, en esta fiesta se hace la invitación a poner a Jesús en el centro de la atención: «Éste es mi Hijo, el Amado, en quien me he complacido: escuchadle». Somos llamados a oírlo y dejar que su vida y enseñanzas santifique la vida ordinaria.

Escuchar al Señor con la sincera determinación de identificarse con Él quien lleva a aceptar el sacrificio. Jesús se transfigura para quitar del corazón de sus discípulos el escándalo de la cruz, para ayudarles a sobrellevar los momentos oscuros de su Pasión. Cruz y gloria están íntimamente unidas.

El 6 de agosto, es el día escogido para celebra la fiesta de la Transfiguración en relación a la Exaltación de la Santa Cruz: entre ambas celebraciones pasan cuarenta días que, en algunas tradiciones, es asumida como una segunda cuaresma. Así, la Iglesia bizantina vive este periodo como un tiempo de ayuno y de contemplación de la Cruz.